Protocolo de tratamiento de una cicatriz. Una visión desde la fisioterapia.

“El cuerpo es un diario y las cicatrices son esos renglones que más nos van a enseñar a lo largo de nuestras vidas” Anónimo. Todos conocemos gente con cicatrices de una intervención quirúrgica o de una herida profunda. En muchas ocasiones esas cicatrices están mal tratadas, adheridas a nuestra piel y generando unas fricciones que generan mucho dolor y restringen nuestro movimiento.

El tratamiento de la cicatriz se convierte en el primer paso de una rehabilitación tras una intervención quirúrgica. 

Hoy os traigo un tema al blog que puede que no sea muy conocido. El tratamiento de la cicatriz tras una intervención quirúrgica. En muchas ocasiones, el cirujano una vez que cose la incisión que se ha realizado y comprueba que está todo bien, da el alta al paciente y no le da ninguna recomendación de cómo debe tratarse las cicatrices.

Las cicatrices deben cuidarse de una manera muy sencilla, pero a la vez su cuidado se va a convertir en parte fundamental para que la intervención quirúrgica a la que nos hemos sometido sea 100% satisfactoria. 

Vamos a explicar qué posibles problemas podemos encontrarnos al no tratar de manera adecuada una cicatriz en los primeros días tras la operación. 

El primero de ellos es una posible infección. La cicatriz deberá estar tapada y previamente desinfectada. Desde el departamento de enfermería nos van a recomendar cómo lavarla si fuera necesario y cómo debemos higienizarla. 

El segundo problema que nos podemos encontrar al no tratar de manera adecuada una cicatriz es la formación de adherencias entre el tejido epitelial subdérmico y las capas más externas de la piel. Estas adherencias van a dificultar la capacidad elástica de la piel y por consiguiente van a restringirnos el movimiento de la zona. En el caso de ser una cicatriz que se encuentra en una articulación con movimiento puede limitar los movimientos y provocarnos dolor al intentar realizar cualquier tipo de acción. 

Una vez los puntos se vayan cayendo o las grapas hayan sido retiradas, comienza la labor sencilla pero muy importante.

Siempre con el visto bueno del cirujano para poder empezar a trabajarla, los puntos han de suturar bien para no volver a abrirla y que tengan que colocarnos otros apósitos. Aunque ya en este momento inicial vamos a ir despegando la piel cercana a la cicatriz, dando pequeños masajes, levantándola y será también muy importante hidratar la piel.

Cuando tengamos el visto bueno, el protocolo para tratar la cicatriz será el siguiente. Lo primero que vamos a hacer será, limpiar la cicatriz aplicando suero fisiológico mediante una gasa antiséptica. Para tratar la cicatriz con nuestras manos es conveniente lavarlas muy bien con agua y jabón. 

El primer paso va a ser realizar unas fricciones en direcciones opuestas en los laterales de la cicatriz en forma de Z con nuestros dedos. Vamos a ir realizando estas fuerzas a lo largo de toda la cicatriz. Para conseguir despegar la cicatriz y dar elasticidad a la zona afectada. Lo siguiente que vamos a realizar será realizar unas fricciones paralelas a la cicatriz con el mismo objetivo que la anterior movilización. 

El segundo paso del protocolo va a consistir en ir levantando la cicatriz a través de pequeños pellizcos en la piel cercana a la cicatriz. Esto nos va a ofrecer dos beneficios: seguir despegando y movilizando los tejidos dérmicos y subdérmicos y el segundo beneficio es aportarle estímulos a toda la zona intervenida para ir recuperando la sensibilidad de la zona.

El tercer paso va a consistir en trabajar la sensibilidad. Esto es bastante importante, pues como seres humanos solo somos capaces de mover aquellas partes del cuerpo que sentimos. Una sensibilidad alterada nos va a suponer perder la capacidad de movilizar la articulación y alterar todas las funciones de los receptores que se encuentra en la piel. Para este trabajo vamos a trabajar de diferentes maneras, siempre enfocando el trabajo en la alteración más afectada. Se puede trabajar la discriminación de la temperatura, aplicando el mismo objeto, por ejemplo un tenedor que este frío y que esté a temperatura ambiente. La persona tiene que ser capaz de diferenciar cuál es el tenedor frío y cuál es el tenedor que está a una temperatura ambiente. También deberemos ser capaces de reconocer diferentes texturas, como por ejemplo un algodón de un cepillo de dientes. Se puede trabajar en primera instancia con los ojos abiertos para ir reconociendo  qué objeto nos está tocando y favorece las concesiones neuronales entre ambos sentidos, vista y tacto. Posteriormente se trabajará con los ojos cerrados. 

Por último vamos a ser capaces de mejorar la cicatrización aplicando pomadas específicas o productos en polvo.

El manejo de la cicatriz se convierte en el primer paso para una rehabilitación adecuada. 

Ser capaces de generar una buena cicatriz, que no se quede adherida a la piel, va a favorecer una rehabilitación adecuada. Es importante mantener la movilidad articular, la capacidad elástica de la zona y volver a tener una sensibilidad normal.

Como siempre os diré, cuando me despida de vosotros,
¡Salud y Vida! 

Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?