“El dolor es mucho más que un síntoma.” Vivimos en una sociedad donde la mayoría de la población, según las estadísticas, el 75% de las personas, sufrirá de algún tipo de dolencia incapacitante a lo largo de su vida.
Es por esto que los fisioterapeutas más allá de ser especialistas en las múltiples materias de tratamiento e intervención que existen, debemos ser grandes conocedores de los mecanismos neurofisiológicos del dolor; para así poder entender cual es la experiencia por la que está atravesando el paciente en ese momento que nos viene a consulta.
Comprender los mecanismos por los cuales el paciente sufre dolor, nos hará ayudarles de una mejor manera.
Cuando tomé la decisión de convertirme en fisioterapeuta, tenía clara una cosa solamente; quería ayudar a las personas a vivir mejor. No tenía mucha idea cuando entre en la carrera de las numerosas ramas que tiene la profesión, tampoco sabía muy bien cuales eran las herramientas que disponía un fisioterapeuta para poder tratar los problemas de las personas y tampoco sabía muy bien cómo era una sesión de fisioterapia en consulta.
Después de cuatro años de carrera, otros tantos año de trabajo en diferentes clínicas y ámbitos de la fisioterapia y sobre todo de mucho estudio de postgrado para tratar a las personas de la mejor manera posible, he llegado a una conclusión todavía no demasiado madura, pues soy de los que piensan que uno debe estar en continua evolución y formación personal y profesional, que la mejor herramienta que tenemos desde la fisioterapia para ayudar a las personas que vienen a nuestra consulta a vivir mejor, es que debemos entender el dolor como mucho más que un síntoma que nos reproducen las personas en una determinada región corporal.
Desde hace unas décadas el paradigma de la intervención fisioterápica ha sufrido una revolución. Es por ello, que aún hoy día las intervenciones de fisioterapia van desde aplicar la terapia manual a través de manipulaciones o movilizaciones ya sean de las articulaciones o músculos, aplicar medios físicos como método de intervención o utilizar los ejercicios de rehabilitación como arma terapéutica para ayudar a las personas.
Esta revolución ha traído consigo una nueva metodología a la hora de diagnosticar y tratar los problemas que sufre la sociedad actual. Por este motivo, se hace imprescindible conocer el dolor. Queridos amigos, el dolor como todos supondréis es la percepción individual que sufre la persona cuando siente amenazada su integridad. La definición que proponen los estamentos internacionales en el estudio del dolor como la IASP (por sus siglas en inglés) es la siguiente:
“Experiencia angustiante asociada con un daño tisular REAL o POTENCIAL y con componente sensorial, emocional, cognitivo y social”. Es decir, es una experiencia que afecta a toda la persona en su conjunto, no solo a una espalda, un pie o la cabeza. Por lo tanto cuando hablamos de dolor, hablamos de una enfermedad en sí misma.
Así como un médico diagnostica y trata una pericarditis, un odontólogo diagnostica y trata una muela picada, los fisioterapeutas tratamos a personas con dolor.
Esto adquiere un significado mucho más grande del que yo pensaba cuando empezaba a estudiar fisioterapia en la universidad. Somos capaces de mejorar la calidad de vida de una cantidad muy grande de personas. Pero para ello, debemos de ser capaces de conocer y entender porqué las personas sufren dolor en determinadas aéreas corporales.
En muchas ocasiones, la causa que está produciendo que una persona tenga dolor en su tobillo, está clara, se lo ha retorcido bajando unas escaleras recién fregadas. En otras ocasiones, quizás las que más nos encontramos en clínica aunque las personas lo desconozcan, el dolor no tiene una relación causal ni con las pruebas de imágenes que han podido realizar con anterioridad los médicos, ni con los numerosos test que hemos podido realizar nosotros en nuestra consulta, ni siquiera con las propias sensaciones que nos cuentan de los mecanismos que producen esa sensación desagradable.
Vamos a explicar un poco porqué las personas sentimos en determinados momentos de nuestra vida esta sensación desagradable. El dolor es la mejor herramienta que tenemos para sobrevivir los seres humanos. Aunque suene raro, los seres humanos hemos llegados vivos hasta el siglo XXI porque nuestro cuerpo es el encargado de ponernos en sobre aviso de que algo malo puede suceder o está sucediendo dentro de nuestro propio organismo o fuera de él. Es por ello que este mecanismo de defensa intrínseco al ser humano se ha desarrollado durante nuestra evolución pero no siempre de la manera que más nos gustaría.
El aumento de esta enfermedad en los últimos tiempos está siendo una terrible pandemia, y mucho tiene que ver con nuestros estilos de vida, nuestra forma de socializar, nuestras creencias, nuestra educación médica y nuestra forma de afrontar nuestros propios problemas.
Desde la Terapia Manual nos hemos especializado en conocer los mecanismos neurofisiológicos por los cuales una persona cronifica un dolor lumbar, un dolor de rodilla o de hombro, incluso un dolor generalizado como la fibromialgia.
Existen tres estructuras anatómicas y fisiológicas clave a la hora de entender nuestro funcionamiento. El sistema periférico ( nuestros músculos, tendones, ligamentos ) es el encargado de transmitir una determinado información; aquí no se produce ni se genera el dolor. La médula espinal, donde se produce un cribado de la información, es el puesto de peaje de la información a la tercera estructura. La tercera estructura es el encéfalo; nuestro cerebro es el encargado de decidir si una determinada información tiene que llegar a ser considerada como peligrosa y activar todos los mecanismos de defensa y producir DOLOR.
Nuestro organismo nos protege aunque muchas veces nos traiciona y hace que se perpetúe la sensación de dolor.
Pues bien, hemos aprendido un poco que el dolor es mucho más que un síntoma, sino que es una enfermedad que padecen numeras personas, por circunstancias bien diferentes cada una de ellas. También conocemos ya que el dolor no es un problema en sí mismo, por qué nos ha ayudado y servido a lo largo de nuestra historia para sobrevivir. También conocemos una pequeña pincelada de las tres estructuras que tenemos en nuestro sistema corporal para desencadenar una sensación dolorosa en nuestro organismo.
En próximas entradas, profundizaremos más sobre la fisiología del dolor, así como lo qué podemos hacer para reducir esa sensación tan desapacible.