“No somos vagos, quizás algo tímidos para tal esfuerzo”. Muchas veces cuando acude un paciente a consulta y nos cuenta que lo que necesita es un masaje y nosotros los fisioterapeutas miramos con cierto recelo, no estamos siendo vagos, queremos ayudar de la mejor manera posible.
Y es así porque la fisioterapia es una profesión que utiliza la ciencia para basar sus diagnósticos y tratamientos. Es decir, nuestra práctica clínica está basada en numerosos estudios científicos que un montón de colegas han publicado para mejorar nuestra intervención sobre nuestros pacientes.
La fisioterapia deportiva, tiene mucho de prevención y debiera tener poco de experimental.
Llegados a este punto, en el que en la entrada anterior del blog dejamos claro, cómo íbamos a basar esa primera consulta con nuestros deportistas, llega la hora de ponerse en funcionamiento, levantarse de la silla de consulta y ponerse manos a la obra.
Y hoy vamos a hablar de cómo los fisioterapeutas podemos ayudar en la prevención de lesiones de cada uno de nuestro deportistas. Siempre desde una atención individualizada y analizando cada caso de manera personal. El ejercicio terapéutico es ahora el arma más poderosa que tenemos desde la fisioterapia para conseguir reducir el número de lesiones y alejar el dolor de nuestra práctica deportiva. Existe una elevada evidencia científica mostrando los resultados, tanto a corto como a largo plazo, que es lo que más nos interesa del uso como herramienta de primera elección de tratamiento para ayudar a nuestros pacientes.
Muchas veces hemos pensado que el trabajo con ejercicio era la tarea que se le ponía al paciente para realizar en casa, a modo de terapia complementaria a nuestras técnicas manuales. Pero en la actualidad, se trabaja desde la consulta y en primera instancia como herramienta para reducir dolor y a su vez como herramienta coadyuvante en todo el proceso de rehabilitación.
El proceso de rehabilitación tras realizar esa primera recogida de datos, constará de un análisis del movimiento de la estructura o estructuras afectadas. En esta parte intentaremos identificar el tipo de fallo que tiene cada deportista en el gesto técnico que está relacionado con su dolor. Estos fallos se dividen en cinco fases y se empezará a trabajar con el paciente desde sus posibles fallos.
El ejercicio terapéutico consiste en un tratamiento reglado, esto quiere decir, que para cada paciente seleccionaremos una batería de ejercicios determinada. Dependiendo de cada paciente, añadiremos más o menos trabajo por sesión. Una vez seleccionados cada ejercicio tendremos que cuantificar la dosis. Igual que hacen los médicos cuando nos recetan antibiótico para tratar unas anginas, desde la fisioterapia deportiva elegiremos la cantidad de series que hay que hacer por ejercicio, el tipo de contracción que podemos realizar, el número de repeticiones por serie, los tiempos de descanso entre series, así como la intensidad con la que se debe realizar el ejercicio.
Pero a su vez, numerosos deportistas pueden acudir a nuestra consulta para reforzar los puntos débiles que tiene en su practica deportiva y que aun no le han causado ningún problema pero pueden llegar a ocasionarlo. En este apartado puede existir un conflicto de intereses con nuestros compañeros graduados en Actividad física y Deporte, pero nada más lejos de la realidad. Los dos profesionales tenemos nuestro espacio bien definido y cuando nuestro paciente sea deportista, como es el caso que estamos hablando o sea una persona que no realiza tanto deporte, pero buscan mejorar un aspecto de su salud, somos los fisioterapeutas los responsables de pautar este ejercicio como técnica preventiva a lesionarse.
El proceso de afrontar este ejercicio terapéutico será muy parecido a la persona que tiene una lesión. Pero en este apartado de prevención de lesiones, podemos realizar un trabajo más global en el cuerpo de nuestros deportistas. Mejorando aquellos aspectos que nosotros evaluemos y también aquellos aspectos que los deportistas quieran mejorar por sentirse débiles en determinados procesos.
También podremos realizar en esta fase de prevención de lesiones, técnicas de terapia manual para facilitar el movimiento que luego pediremos a los pacientes. Sabiendo además que nuestras técnicas manuales son capaces de modular el dolor por su acción neurofisiológica sobre nuestro cuerpo, no por su acción biológica pura, emplearemos estas técnicas para complementar y potenciar nuestros tratamientos.
El ejercicio, bien pautado, es nuestra mejor herramienta desde la fisioterapia deportiva.
Así pues, vamos a olvidar ese tratamiento completamente pasivo de los deportistas como solución a todos sus problemas y vamos a incrementar la recuperación activa para corregir los defectos que puedan estar siendo la causa principal de las molestias y posible parón competitivo de los pacientes. Como hemos dicho al principio, los fisioterapeutas no nos hemos vuelto vagos, sino que vamos actualizando nuestros métodos de trabajo para ser cada vez mejores compañeros de nuestros deportistas.